jueves, 19 de diciembre de 2013

¿Y si en realidad existiera que sería de la colina?

   Aquí les presento una critíca literaria del cuento Mujima de Yakumo Koisumi. Al final de la critíca estará el enlace por si lo quieren leer.

   Ambientado en Tokio, en una colina llamada Kii-No-Kuni-Zaka, donde sobresalta un espléndido jardín por un gran muro de un palacio imperial. Antes de que existieran las linternas, solo el demonio podía pasarse por allí porque el oscuro era tan grande, que de tan solo imaginarlo daría miedo. Pero para los caminantes, la oscuridad no era el miedo, sino después de la puesta del sol aventurarse por esos caminos, era encontrarse con algo que daba terror porque no tenía ni ojos, nariz ni boca.

   Eso era el famoso “Mujima”, que se paseaba por la colina Kii-No-Kuni-Zaka dando tumbos y asustando a la gente. El que causó la muerte de un viejo mercader que murió ya hacía muchos años.

   Desde un principio supe que se iba a tratar de una mujer fantasma, pero no como el autor Lafcadio Hearn la presenta. Esta historia, es de esas, que sus finales no me gustan, porque es incómodo quedarse con la duda que nos deja al final. Busqué hasta en las enciclopedias para ver si lo hallaba que era un o una “Mujima”, pero no encontré nada, llegando a la conclusión que era un espíritu que merodeaba por aquellos lugares mientras hacía de las suyas.

   Cuenta la historia que se la relató un viejo mercader que murió hace treinta años, en el cuento. Considero, al finalizar la lectura, que le faltó más al autor por explicar. Me explicó, primero el viejo ve una muchacha llorando, le brinda la ayuda y ella siguió en su llanto. Cuando ella dejó ver su rostro, el viejo vio que no tenía ojos, nariz, ni boca, echándose a correr, por toda la colina, hasta que encontró otro mercader y le contó lo que le había ocurrido. Ese mercader resultó ser un “Mujima”, para dar con el clavo. Entonces, ¿”Mujima” era hombre o mujer? Primero presentan una mujer y luego un hombre, el autor debió desarrollar un poco mejor la historia, para así poder entenderla un poco más y no dejarnos con dudas.

   Finalizamos con que “Mujima” era un fantasma, o un cara de huevo como nos dice el autor, en realidad queda de nosotros sacar nuestras propias conclusiones de que realmente es. No podemos olvidar que en la forma que está escrito y desarrollado este cuento es algo excepcional. Todo se puede imaginar y vivírselo con ese final. Las luces se apagan, el viento sopla que será del “Mujima” si en realidad existiera.


Jan.

  

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